Nuestro aroma

Mis labios no se quieren separar de los tuyos, como cada despedida. Pero cuando las despedidas son en la puerta de casa tus besos tienen un sabor especial. El sabor de la felicidad. Y cuando ya me encuentro sola vuelvo a la habitación tras el rastro de tu perfume, que desaparece nada más entrar en ella. Hay aroma a sexo, a nuestro sexo. El aroma de tu cuerpo empapa mis sábanas, mi cama huele a ti, y yo también. Y así, desnuda, con tu olor y tu sabor me voy quedando dormida, sintiéndote como si alguna vez hubiéramos dormido juntos. Reviviendo una y otra vez cada instante en ese colchón.

Noto de nuevo como te acuestas a mi lado y me abrazas acercándome a ti, como me acaricias la cara con tus manos mientras me besas, mientras nos besamos y me vas encendiendo con tus labios en mi cuello, con tus mordiscos en mis pezones y tu lengua recorriendo mi barriga hasta mis caderas, como empiezo a perder el control y vuelves a subir para que arda en deseos mientras entre mis labios va haciendo agua, mientras desde allí abajo se va escuchando las ansias por tenerte dentro, por el anhelo de sentirnos uno.  Tu lengua juguetona me vuelve loca no deja de moverse y de mi cada vez salen gemidos más fuertes y mi respiración se sigue acelerando , hasta cortarse y desvanecerme en un largo gemido, estallando de placer mientras araño tu espalda. Luego vuelves a mi boca a darme aliento, a besarme como si nunca nos hubiéramos besado antes. Perdóname, perdónanos a mi cuerpo y a mi, queremos tenerte dentro ya.

Cumpliendo con mis deseos, y también los tuyos, entras. Enorme, gigante, al paso que te dejo ir entrando, poquito a poco hasta que sudemos, hasta que nos tiemblen las piernas, los brazos, hasta que de nuevo yo estalle y tu explotes junto a mi. Hasta que nuestros aromas ya se hayan mezclado lo suficiente y nuestros cuerpos desprendan olor a sexo. Hasta hallarnos en la cama tumbados respirando ese aroma, recuperando aliento.


Entonces abro los ojos y me doy cuenta que todo era el simple recuerdo de lo que acabábamos de vivir, y que lamentablemente estoy yo sola y ops… de nuevo preparada para recibirte.

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