Entradas

Mostrando entradas de 2012

Mi historia contigo

Me has enseñado que la distancia no impide los sentimientos, ni los buenos ni los malos. Pero es mucho el tiempo de espera para que me mantengas en tu mente, por supuesto despreocúpate, en la mía tu si estarás. Si algo bien recuerdo son las veces que dije no querer traspasar esa barrera que va más allá de la amistad, pues a pesar de poder cruzar esa línea en ambos sentidos, algo que dominas a la perfección, yo te advertí que no soy tan buena para no sentir. Parece que no me escuchabas, no me creías o quizá poco te importó si el que ganabas eras tu.   Siempre supe que tan solo era palabrería, lo malo es que a pesar de todo te empecé a creer y aún peor cuando comenzaste a demostrármelo con hechos. Pensé que sería diferente, siempre hay esa esperanza de: conmigo es distinto.   Y si algo me sobra es imaginación, no te haces la más mínima idea de la cantidad de situaciones que he llegado a crear.  Sí, es tonto, nunca me dijiste ni me prometiste nada, siempre me mostraste como eras.

De momento

Con esa sonrisa de pícaro, de travesura tras travesura, te conocí. Me saludaste con dos besos y ya me trataste como si de siempre nos conociéramos. Me avasallaste a preguntas, querías que te contara de mi vida. Pensé que raramente te volvería a ver. Un típico ya nos veremos , que siempre queda en nada. Y de pronto tengo tu espalda entre mis manos. Y entre risas y bromas, burlas, manotazos, y alguna patada, ya estás en mí, formando parte de lo que soy. Me llamas y un café nos acerca más, ahora sí, te puedo insultar con tranquilidad. Frases que nos acompañan, algo muy tuyo. Una noche fría, masajes colectivos, sueño y pocas mantas, tu abrazo. Una especie de despedida que me hacía dudar de un nuevo encuentro, y que tan solo fue el comienzo de algo más. Te extrañaré, dos besos y un adiós.   24 horas después el teléfono sonó, como los siguientes 12 días. Una llamada, un mensaje de texto. Un cómo estás , un qué has hecho hoy , un tengo una horita para vernos ... una forma de cambi

La noche del recuerdo

Desprendías tanto calor que no necesitaba sábanas. Tus brazos me rodeaban y me sentía indefensa, pero con la mejor protección que podía tener. Tu mirada estaba llena de preguntas, tantas dudas que no te contesté, tantas que no preguntaste. Los silencios eran eternos, mágicos, llenos de deseos tímidos de salir. Silencios eternos que buscaban tu boca, como mi mano cuando acariciaba tu cara. No podía evitar reír, al pensar que pensarías, al sentirme tan pequeña entre tus brazos, al sentir tantas inseguridades entre tus caricias. Quise cerrar los ojos y desaparecer, quise que aquella noche no acabara. Quise no volver a mi realidad, y ahora que estoy en ella solo quiero un abrazo más .

Tengo miedo

Siento que el tiempo pasa, que pierdo oportunidades. Siento que me dejo lo mejor, que me falta valor. Siento el miedo que no tuve al marcharme, los nervios que no viví en ningún momento. Siento seguir quejándome, mientras no me muevo de la silla. Quise correr, volar, llegar, dejar todo allí. Desconectar, empezar de nuevo. Empezar de nuevo algo con un final muy pronto. Pero soy la misma, desconecto y digo adiós, pero sigo sintiendo. A ti, te sigo odiando, a mi cabeza, la sigo detestando. Me sigues marcando, me sigues obstaculizando. Y encontré una oportunidad, pero tus marcas me frenan, mi miedo me paraliza. Siento, hago y digo cosas contradictorias. Tengo miedo de quedarme sola y aislarme como tanto tiempo lo estuve haciendo. De llorar por saber lo que quiero y no poder tenerlo. Tengo miedo de seguir dándome cuenta que quizá no era tan fuerte como creía, que quizá no lucho tanto por lo que sueño. Temo, que ahora que me empezaba a encontrar, algo me descoloque, y de nuevo, no s

Gracias amigos. Adiós pasado. Hola Argentina

Tengo ganas de escribir. Tengo tantas cosas para decir. Es mucha gente la que me rodea día a día, quizá aún no sepa en quién puedo contar y en quién no, quién será el que esté, aún cuando yo no esté. Pero me gustaría tanto poder decir a cada uno algo, explicarle lo que significa en mi vida o lo que ha significado. ¿Por qué no lo hago? No, quizá por temor o porque no soy capaz de expresarme más allá de una hoja en blanco. Mi vida ha sido diferente a la del resto o tan solo diferente a como alguien la pueda desear. He reído muchísimo, tantos momentos, tantas tonterías, tantas locuras, he reído hasta llorar. Y he llorado tanto, tantas noches en silencio, tantos lavabos de escondite, tantas lágrimas derramadas, he llorado tanto...hasta reír. He sufrido, sí, y he crecido. He repetido tantos errores como cosas aprendidas. Me he hecho fuerte, cuando mis ojos miraban un puente y la distancia hasta el suelo. Me he hecho sensible, cuando me herían los que quería, aún sin ellos que

Te vi

Te vi. Desde el primer instante supe que eras tu. No podía ser nadie más. Nos separaban dos cruces y montones de coches. Estabas tan lejos...pero hacía tanto tiempo que no te tenía tan cerca. No tenía duda, eras tu. Solo quería correr, correr hacia ti y abrazarte. Además te he visto triste, ya no eres el que pisaba seguro, diciendo en cada paso, aquí estoy yo para comerme al mundo. Abrazarte...sentirte otra vez. Los semáforos no se ponían de acuerdo, los coches no cesaban y tu, sin verme, seguías adelante, distanciándote. De pronto noté la inmensa sonrisa que se dibujaba en mi cara. Tan solo al verte a lo lejos me habías hecho más feliz. Lo tenía decidido, no te podía dejar ir, demasiado tiempo esperando volver a encontrarte. Y tu nombre salió de mis labios. No me escuchaste, y yo me di cuenta, que no estaba sola. Era algo tarde, tus pasos son largos y ligeros, y mis dudas me paralizan, íbamos a tiempos distintos. No podía salir tras de ti y solo esperé a que te giraras y me vieses.

Placer. Pasión

Placer. Mis manos acarician tus piernas, suavemente. De abajo a arriba y a la inversa. Aprieto tu muslo, cosquilleo tu pierna. Recorro todo tu cuerpo, cambiando de ritmo, ahora deprisa ahora poco a poco. Sintiendo cada cm de ti. Observando cada peca de tu espalda. Revoloteando tu pelo, enredándose en mis manos. Recorrer tus brazos, coger tu mano. Sentir el vaivén en mi cuerpo. Placer. Adivinar lo que te gusta. Descubrir tus puntos sensibles. Sensibles al dolor, sensibles al disfrute. A media luz, las velas encendidas y la llama que arde, como mis manos al tocarte. El tiempo vuela como si se hubiese detenido. Las caricias por tu cuello, los cosquilleos por tu cuerpo. Algo así como un medio abrazo. Un apretón de placer y pasión. Pasión por los masajes que doy, por la felicidad que me dan. Placer por ser algo de mi yo.

No seas egoísta, piensa en mi

Tengo miedo. No me dejes sola, tengo mucho por aprender, tengo mucho para aprender de ti. No te vayas, sabes bien que no era para siempre y aunque ahora duela seguirás adelante. Yo estaré a tu lado. Pero no te escapes, tu no eres así. Te conozco, para mi eres el chico transparente; sé cuando mientes, cuando eres feliz, cuando actúas, cuando te pasa algo. Sin embargo aún no he descubierto lo que puede llegar a pasar por tu cabeza, lo que realmente puedes llegar a sentir. Te conozco, estabas conmigo antes de mi nacimiento. He pisado cada paso que dabas, te he seguido a ciegas, aun sabiendo que no era lo mejor. He escuchado cada palabra que no me decías, cada gesto que me has enseñado. Por ti, mi vida es la que es. Tienes que seguir protegiéndome, ayudándome, defendiéndome, preocupándote por mi. No acabes con todo. No seas egoísta, piensa en mi.
El humo de tu cigarro me acaricia como tus manos lo hacían por mi cuerpo hace unos instantes. Tienes la mirada perdida como en el éxtasis de la noche. Un escalofrío me recorre al volver a sentir el roce de tu pierna. El cigarro se ha consumido, te marchas. Aquí me quedo, con los labios húmedos de tus besos, sola una vez más y a la espera de sentir tu cuerpo en un nuevo encuentro.